viernes, 29 de noviembre de 2013

Viernes

Hoy es viernes, el día que pagan, el día con el cansancio acumulado, el día que promete diversión en el sentido de variedad: el rango se amplía, se hace más probable la fiesta y el descanso, el recorrido agotador y la contemplación del paisaje interior.

Hoy es viernes y estoy cansado.
Desperté con tufo a mezcal y el estómago pesado de tacos.
Siento culpa y siento miedo. Me juzgo de irresponsable y mediocre, temo que perciban mi olor y temo reaccionar a mi día desde la pesadez del sueño intoxicado.

No quiero eso.
Mi terapeuta (ahh qué risa me da empezar así una frase) me ayudó a entender que el miedo advierte que puedo tener menos recursos de los que un contexto me exige, en otras palabras..que algo está cabrón y quizás no pueda hacerle frente.

Tengo todo un día adelante: amigos del trabajo y colegas con los que no simpatizo, clientes, peatones desconocidos y conductores-bestia, mi querido Francisco y probablemente Paloma, amiga histórica.

Me gustaría honrar todas esas oportunidades, construir mi día desde un lugar más elevado.
Ese lugar es la conciencia de lo bueno que soy, de lo mucho que tengo para dar y la ausencia absoluta de motivos reales para temer.

Hoy es viernes y puede ser maravilloso.

sábado, 31 de agosto de 2013

Victorias cotidianas

Dormir poco,no encontrar la chancla del pie izquierdo, meterte a la ducha sin haber llevado toalla, saber que vas a llegar tarde al trabajo. Hace un par de semanas tuve una mañana así. Francisco me preguntó desde la cama ¿Estás de malas? -No Era la respuesta que tenía más a la mano, pero aprovechando que yo estaba sacando mis calcetines del cajón, de espaldas, tomé unos segundos para reflexionar mi respuesta...¿qué tal si aceptaba cómo me sentía? ¿Qué pasaría si fluyera con este enojo? -La verdad es que sí, no sé porqué pero sé que no me gusta estarlo. MAGIA. A partir de ese momento he tenido tomas de conciencia de mis sentimiento con mayor frecuencia. Aceptar mis sentimientos, reconocerlos, saber que están allí, con manifestaciones físicas me ha permitido elegir sobre ellos. No me ha interesado por qué tengo esos sentimientos. El por qué me remite al pasado de donde no saco ninguna innovación emocional. Después de aceptar que me siento como me siento, la única pregunta es ¿y ahora? Cada oportunidad de aceptar lo que siento, dónde estoy (¿en amor o en miedo?) es una victoria en potencia. Cada momento que me tomo para observar mis sentimientos y los pensamientos que le siguen me da el poder de elegir quién ser. Mi respuesta más constante ha sido: amoroso, paciente, generoso. Entrar en sintonía conmigo es la puerta para vivir una vida de elección conciente y esto ha significado para mi vivir dos semanas llenas de victorias cotidianas.

sábado, 23 de febrero de 2013

un orden sostenible

Gracias por sus llamadas y mensajitos por whatsapp diciendo que les gustó el anterior post. Desde que escribí sobre el desorden me mudé a un cuarto más pequeño, con menos muebles, he tirado un monton de papeles, regalado ropa que no uso y tirado ropa demasiado vieja, he pagado mis impuestos, una deuda que tenía, integrado un nuevo hábito..etc. Entre todas las cosas que he hecho y que han sucedido...una cosa me alegra todos los días: he encontrado un orden sostenible. Tengo 24 años (casi 25 ihh traz) y durante los anteriores 25 años que he ordenado mi cuarto, no había encontrado una manera "fácil" de vivir en orden. Quizás todos ustedes encontraron el orden a los 16 años y como alguien alguna vez me dijo.."yo soy un subnormal" ANYWAYS, estoy contento con haberlo encontrado. orden sostenible = vivir ordenadamente sin esfuerzos exclusivos para ordenar Dispuse mi cuarto no en función de las cosas que tengo, de lo que estoy haciendo, sino de quien quiero ser. Recordé que mi amigo Cuauhtémoc ácidamente me dijo en la agencia: "tu espacio de trabajo no parece la de un diseñador" mientras dispuso mi montonera de bocetos, libros, fruta y post-its en una forma bonita. Reflexioné sobre por qué disfruto ir a museos, al cine, a los viveros, a las casas de ciertas amistades... Son lugares que facilitan experiencias estéticas, donde algo es relevante, donde algo agrega valor. Los museos están limpios, las obras resaltan. En el cine se apagan las luces y se la sala está aislada acústicamente para que la experiencia sea la proyección y el sonido. En los viveros el espacio abierto y la calma relativa me permiten reconocer mis pensamientos y sentir mi cuerpo con más facilidad. Todos esos espacios están diseñados en función de una o un par de experiencias. ¿Qué experiencia estoy buscando? es decir ¿Quién elijo ser? Descubrí que ese insight me llevaba al brief adecuado: diseñar mi cuarto en función de la experiencia de vida que estoy buscando Ahora una pregunta surge ¿por qué buscar orden? el orden se opone al caos o al desorden? Voy a lanzar algunos pensamientos que quizás me ayuden a encontrar la veta correcta de pensamiento. 1.El orden hace que lo que está ordenado sea irrelevante 2.El desorden hace que todo sea relevante 3.El caos no depende de mí, quizá de el universo, de dios, o algo así, así que no es mi pedo. (recuerdo la frase de cuauh cuando revisó el primer contenido que generé en la agencia "si todo está en negritas nada está en negritas) Si todo está desordenado, nada es más importante que otra cosa, todo tiene la misma relevancia, nada tiene relevancia alguna, por eso todo lo que está desordenado se va dañando, porque están mezcladas las copas de cristal con los calcetines y al vestirme rompo alguna. Si todo está ordenado, sé donde está y no importa que esté ahí, las copas están en su vitrina y los calcetines en sus cajones. Creo que lo interesante de esto es que el desorden hace que LAS COSAS sean relevantes, mientras que el orden hace que los PROCESOS sean relevantes. En un espacio donde todo está ordenado, lo que importa es lo que el actor haga con las cosas, se sacan las copas para brindar con los amigos, se saca un par de calcetines cada día. En un espacio donde todo está revuelto y desordenado, para sacar una copa me encuentro con obstáculos, no sé donde está la copa y además hay cosas que tapan la copa, aunque buscar la copa es un proceso, ese proceso se enfoca en cosas que no quiero, en mover calcetines, en ese sentido digo que los obstáculos son relevantes. Ordené mi cuarto para facilitar quién quiero ser: alguien que hace ejercicio todos los días, alguien que deduce de sus impuestos las facturas de todo lo que consume, alguien que tiene la mente ordenada, alguien que duerme temprano, alguien que lee, alguien que pinta y dibuja disciplinadamente (es decir, con amor y constancia) Cómo ordené mi cuarto? a)Oculté la función de almacén b)Descubrí la función cotidiana actual y la deseada Todo lo que guardo, lo que está ahí "por si acaso", las patas de rana (aletas), la madera y acrílicos que compré en la escuela, los papeles finos, mis trabajos escolares, ta ta ta ta ta.... todo eso lo puse detrás de muebles que albergan cosas de uso diario.En pocas palabras: lo que no uso, guardado y escondido. Luego, lo que sí uso irrenunciablamente cada día, lo dispuse en mesas o contenedores abiertos, muy a la mano: artículos de higiene, ropa, billetera, celular y cargador, llaves, audífonos. Algo revolucionario para mí: lo que QUIERO usar cada día que no usaba, también lo puse muy a la mano, abierto, destapado, libre, accesible: un mat de yoga, una caja para guardar facturas y otra para guardar notas de las que pido facturas por internet, lápices, plumones, papel y un libro. De esta manera lo que buscaba (y que logré) fue disponer ordenadamente las cosas que uso cada día (para hacerlas irrelevantes y a los procesos más relevantes) para que cepillarme los dientes y ponerme calcetines y zapatos sea cuestión de segundos; no ver (y por ende ni pensar en) cosas que no uso, cosas que guardo; y ver (y por ende pensar, y quizás actuar sobre) las cosas que quiero hacer para ser quien quiero ser. Ahora, no ha sido un éxito total No hago ejercicio todos los días, no guardo diariamente las notas de venta ni solicito las facturas electrónicas periódicamente. Hago ejercicio 2 o tres veces por semana, y al menos cuando llega fin de mes sé donde están mis facturas, y mis tickets, sé cuándo tengo que lavar porque veo mi ropa todo el tiempo y sé cuándo se acerca ese momento en el que toda está sucia. Lo que sí pasa es que si bien no saco la ropa del día siguiente cada noche, al menos la veo y me doy una idea de qué usaré, así que no saco ropa en la mañana y me voy dejándola sobre la cama. Lo que sí pasa es que si bien no leo todas las noches, veo siempre ese libro que no he terminado y en la mañanas me lo llevo al trabajo para leer en el camino. Lo que sí pasa es que me siento mejor en este cuarto, no me exige dedicación para mantenerlo arreglado, es sostenible, y lo que me hace feliz de este orden es que ya no ocupa mi atención. Ordenar mi cuarto se ha vuelto algo mínimo y eso me ayuda a actuar con mayor consciencia sobre lo que quiero hacer, y no sobre lo que tengo que hacer para poder hacer lo que quiero hacer.