viernes, 29 de noviembre de 2013

Viernes

Hoy es viernes, el día que pagan, el día con el cansancio acumulado, el día que promete diversión en el sentido de variedad: el rango se amplía, se hace más probable la fiesta y el descanso, el recorrido agotador y la contemplación del paisaje interior.

Hoy es viernes y estoy cansado.
Desperté con tufo a mezcal y el estómago pesado de tacos.
Siento culpa y siento miedo. Me juzgo de irresponsable y mediocre, temo que perciban mi olor y temo reaccionar a mi día desde la pesadez del sueño intoxicado.

No quiero eso.
Mi terapeuta (ahh qué risa me da empezar así una frase) me ayudó a entender que el miedo advierte que puedo tener menos recursos de los que un contexto me exige, en otras palabras..que algo está cabrón y quizás no pueda hacerle frente.

Tengo todo un día adelante: amigos del trabajo y colegas con los que no simpatizo, clientes, peatones desconocidos y conductores-bestia, mi querido Francisco y probablemente Paloma, amiga histórica.

Me gustaría honrar todas esas oportunidades, construir mi día desde un lugar más elevado.
Ese lugar es la conciencia de lo bueno que soy, de lo mucho que tengo para dar y la ausencia absoluta de motivos reales para temer.

Hoy es viernes y puede ser maravilloso.